El Tango y sus efectos psicoterapéuticos: Una danza que une cuerpo y mente

Descripción de la publicación.

Ps. Lucio Chendo

6/26/2023

El Tango y sus efectos psicoterapéuticos: Una danza que une cuerpo y mente

¿Alguna vez te has preguntado por qué la danza del tango tiene efectos psicoterapéuticos probados? Esta manifestación artística tiene la capacidad de generar una sublimación de la libido, estimulando la liberación de endorfinas, al igual que otras expresiones artísticas. Sin embargo, el tango va más allá al ofrecer un factor crucial: la profunda conexión emocional que se establece tanto con uno mismo como con el otro bailarín. En este artículo, exploraremos cómo se gesta esta circulación de emociones y cómo el tango puede ser una herramienta terapéutica poderosa.

Desde nuestros primeros momentos de vida, el contacto con otro ser humano es fundamental para la constitución de nuestro psiquismo. Según las observaciones de René Spitz, la falta de contacto emocional, expresada en la ausencia de abrazo, puede llevar a una “depresión anaclítica” en los bebés e incluso poner en riesgo su vida. Aunque las nodrizas puedan atender las necesidades básicas de los bebés, la carencia de ese abrazo primordial que nutre y da forma a la psique humana puede provocar un estado de orfandad afectiva. La satisfacción de esa primera experiencia en el madre/hijo, esa fusión boca/pecho y la unión de los cuerpos en el abrazo, es esencial para el desarrollo de todo ser humano.

El tango logra expresar toda nuestra existencia al vehiculizar y canalizar la emocionalidad que nos conecta con el otro. A través de la música y la poesía del tango, junto con el contacto físico de los cuerpos entrelazados, las formaciones oníricas inconscientes se expresan de manera contundente. El estado onírico del sueño se asemeja a un estado fusional que remite a la simbiosis con el útero materno. En su forma psicológica, esta simbiosis se prolonga en el abrazo y en la mirada del otro que nos recibe en el mundo. La música, la poesía y el abrazo son elementos esenciales en esta danza, ya que a través del abrazo, los cuerpos se comunican a nivel sensorial, motor y emocional, manifiestan un diálogo con el otro. Este lenguaje peculiar del tango remite a lo inconsciente y moviliza la libido presente en la pareja de bailarines. Lo pulsional se representa simbólicamente a través del juego de seducción estimulado en el abrazo de la danza, permitiéndonos experimentar al unísono la música, su poesía y las intensas imágenes y fantasías presentes en las letras de los tangos. Por esta razón, al observar a alguien bailar tango, podemos intuir su personalidad, ya que esta danza refleja nuestra forma de relacionarnos con los demás y nos brinda una concientización de los mecanismos inconscientes que entran en juego.

La comunicación emocional desempeña un papel fundamental en la danza del tango. En nuestra época, donde el sentimiento de soledad es cada vez más frecuente debido a la marcada fragmentación del lazo social, la necesidad del abrazo se vuelve aún más relevante. El tango, con su abrazo característico y su lenguaje corporal único, ofrece un espacio para la expresión y conexión emocional que puede ser terapéutico y transformador.

El abrazo en el tango es mucho más que un simple gesto físico. Es un abrazo que trasciende lo superficial y se sumerge en lo profundo de nuestras emociones. A través del contacto de los cuerpos enlazados, se establece una comunicación íntima y sensorial que permite la transmisión de emociones y estados de ánimo entre los bailarines. El abrazo en el tango es un puente emocional que nos conecta con el otro de una manera única y auténtica.

En nuestra sociedad moderna, a menudo nos encontramos desconectados de nuestras emociones y de los demás. La tecnología y las redes sociales nos brindaron la ilusión de estar conectado, pero en realidad, muchas veces nos sentimos solos y aislados. El tango ofrece una alternativa a esta desconexión emocional. A través del abrazo y la danza compartida, se establece un espacio de encuentro genuino, donde las emociones pueden ser expresadas y conocerse sin necesidad de palabras.

La música del tango también desempeña un papel crucial en la comunicación emocional. Las melodías melancólicas y pasionales del tango evocan una amplia gama de sentimientos, desde la tristeza hasta la euforia. La música se convierte en un lenguaje compartido que facilita la expresión de nuestras emociones más íntimas. Bailar al ritmo del tango nos permite sincronizarnos con la música y con nuestro compañero de baile, creando un vínculo emocional profundo y una comunicación no verbal que trasciende las barreras del lenguaje.

En un contexto terapéutico, el tango puede ser utilizado como una herramienta para explorar y procesar las emociones. La danza del tango nos invita a entrar en contacto con nuestras emociones, a expresarlas a través del movimiento y a compartirlas con nuestro compañero de baile. En este proceso, podemos experimentar una catarsis liberadora emocional, permitiendo que las tensiones y las preocupaciones se disuelvan a medida que nos entregamos al flujo de la música y del abrazo.

Además de la comunicación emocional, el tango también fomenta la conexión interpersonal y el desarrollo de habilidades sociales. En el abrazo y en la danza compartida, aprendemos a confiar en el otro, a escuchar y responder a sus movimientos, a adaptarnos ya crear juntos. Estas habilidades son transferibles a nuestras relaciones fuera de la pista de baile, mejorando nuestra capacidad para relacionarnos con los demás de una manera más auténtica y empática.

En la danza del Tango, expresamos todo nuestro ser y canalizamos nuestra emocionalidad hacia el otro. Esta sociabilidad estimulada por el Tango, en comparación con otras danzas, tiene múltiples efectos psicológicos a nivel interno y vincular. Además, el Tango trasciende fronteras y se ha convertido en un fenómeno social y globalizado. Se baila y se aprende Tango en lugares remotos del planeta. El Tango no discrimina género, edad, clase social ni religión, sino que es una danza integradora que pone en valor los afectos que se comparten al abrazarse y fusionarse con otro en un momento histórico-social donde las relaciones humanas se han vuelto cada vez más líquidas y mercantilizadas. Aprender y bailar Tango se convierte así en un trabajo psíquico que contribuye a la salud emocional.

El abrazo en el Tango responde a la necesidad humana de conexión y supera el sentimiento de soledad que a menudo experimentamos en una sociedad fragmentada. En un mundo que promueve el consumismo y la cosificación

Ps. Lucio Chendo

Creador psicoterapia Emotango

Magister UAM

Docente Universitario UNR

Investigador UNR

Facilitador en tangoterapia - AATT